viernes, 18 de abril de 2008

MONEDA

No es sol de sumerios ni de lidios,
es ojo rojo de un pasado irritado,
de un pasado, donde el trabajo se dividió
y con el la humanidad.
Naciente bajó un sol calizo.
Hoy en el cielo frustrado estaqueado aparece,
recordando como la cebada se hizo arroz
como el arroz animal
y como uno a mi parecido, más antiguo que yo
con menos grilletes que yo,
cambiado por preciosa piedra fue.

Mira y mira con ensangrentado ojo el pasado
atravesando bosque de martillazos
sufriendo cambios de personalidad
criado en petróleo, travestido de papel,
entregado en bandeja
como se entrega el amor comprado.

El no ha visto todo aun
y ya está derramando de cobre, plata y oro
lágrimas de bits y bytes
sobre los crispados y alterados durmientes
de los que no tienen ni tendrán un centavo
de los que fueron ganados por la evolución no virtual.

Al pasado lo persigue el presente de papel
como sinónimo de premio, de castigo
de prestigio o de postergación.
Lo persiguen los papeles de guerra y pobreza mental afiligranada.
Papeles que comen frívolamente del plato de cualquier obligación.
Papeles que llevan rostro de miles de manos que se ensuciaron
pero que no soltaron.

Ahora la rosa ya no se corta,
se adquiere,
ordena lo que el alma no puede
y sus espinas como caracolas
reproducen por presencia o ausencia
el destino de plástico holográfico
del hombre en la tierra.

Este pasado mira al engañado hombre...
Y convencido de que si tiene dinero tiene poder,
acuñar monedas podrá, más nunca la de la vida.
Amor se llama.
No es de barro ni redonda,
es como el corazón.

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